Época: Paleolítico medio
Inicio: Año 85000 A. C.
Fin: Año 35000 D.C.

Antecedente:
Paleolítico Medio



Comentario

Todas las interpretaciones y problemática del Paleolítico Medio siempre han estado ligadas a dos áreas geográficas: Europa occidental y Próximo Oriente. Sin embargo, industrias relacionadas con este período se encuentran en otras áreas que todavía se conocen someramente. El continente africano es un foco de atención para las industrias más antiguas y representa un factor clave en los estudios sobre evolución humana, dado que hasta el momento está considerada como la cuna de la humanidad. Los estudios sobre el Paleolítico Medio en Africa están cobrando un cierto empuje, pero aún los datos no son tan abundantes, teniendo en cuenta la extensión del continente africano, ni la densidad de estudios es tan grande como en Europa o el Próximo Oriente.
EL norte de Africa presenta diversas adaptaciones; en la zona de Nubia se conocen varios conjuntos, pero casi todos los datos provienen de yacimientos al aire libre, por lo que no hay secuencias estratigráficas largas. Pueden reconocerse diferentes tipos de conjuntos que muestran tres tendencias distintas. Unos conjuntos son parecidos al que conocemos en Europa por Musteriense Típico, otros se asemejan al Musteriense de Denticulados y, por último, aparecen aquellos que presentan características propias, entre ellas la más importante es la abundancia de buriles de tipo Khormusan. En todos ellos la técnica levallois es común. En el Sahara egipcio aparecen yacimientos que se encontraban asociados a lagos y corrientes de agua que implican un clima húmedo durante las ocupaciones del Paleolítico Medio.

En la región del norte de Africa, sin embargo, destaca la cultura llamada Ateriense, muy abundante. Se caracteriza por tener las típicas piezas con pedúnculo en conjuntos que presentan raederas, puntas, denticulados y algunas piezas levallois, como sucede en Taforalt, Aliya y en otros yacimientos en cueva marroquíes. El Ateriense parece suceder al Paleolítico Medio, pero no siempre es así. Geográficamente se sitúa en las regiones que bordean el mar Mediterráneo, de Marruecos a Cap Blanc en Túnez. Se asocia a un clima húmedo, como se deduce en Dar-es-Soltán. En algunos yacimientos, entre el Ateriense y el Paleolítico Superior aparecen niveles estériles arqueológicamente, interpretados como periodos de aridez que no permitieron la ocupación humana.

Del Africa subsahariana tenemos noticias en el Africa occidental y el oriental, pero la región que ofrece más datos es Sudáfrica. Los conjuntos se presentan pobres en piezas retocadas, entre las que predominan raederas, puntas y denticulados, alternando su dominio según el conjunto. La técnica levallois predomina, a su vez, en los yacimientos de regiones hacia el interior más que en la costa, lo que puede deberse a las diferentes materias primas, del mismo modo que las hojas son abundantes, pero también varia su número dependiendo de los conjuntos. Aparecen algunas piezas de dorso, que se asignan con sus conjuntos a la industria de Howieson's Poort, que a su vez representa el intermedio entre el Paleolítico Medio y el Paleolítico Superior. Hacia el sur, los niveles intermedios se presentan estériles al igual que sucedió en el norte. En Africa oriental hay pocos yacimientos, pero muestran más continuidad con el Paleolítico Superior en las áreas del Zaire, Kenia y Tanzania.

En Asia, las industrias del Paleolítico Medio aparecen mal representadas en el Lejano Oriente, aunque tenemos algunos datos por la fauna e industria que rodean algunos restos fósiles humanos, de los que los más plausibles son los procedentes del lago Datong, en la provincia de Shanxi, Changyang en la provincia de Hubei y, especialmente, Dingcun en el distrito de Xiangfen, todos en China. En ellos, se observa una gran variedad en las materias primas con las que se realizó la industria lítica, destacando en la misma la presencia de bolas trabajadas de diversos tamaños, de las cuales las pequeñas e intermedias han sido interpretadas como destinadas a la captura de animales por el sistema que encontramos en algunas poblaciones sudamericanas, arrojándolas, atadas a tiras de cuero, a las extremidades de los animales a la carrera.

La mayor concentración de yacimientos y estudios en el subcontinente asiático se centra en el Próximo Oriente. Las industrias presentan rasgos similares a los de Europa occidental, pero con una mayor incidencia de la técnica levallois. Los estudios más conocidos son los realizados en grandes yacimientos en cueva, como Tabun, Skhul, Qafzeh, Yabrud, Amud y Kebara, algunos de los cuales han sido investigados en diferentes etapas y cuya importancia se debe no sólo a las industrias, sino también al hallazgo de restos humanos asociados a inhumaciones. A su lado contamos con los trabajos sobre yacimientos al aire libre, como los realizados en Asiento del Neguev.

El Musteriense en el Levante es posterior a la presencia de industrias como el Amadiense, que se ha considerado como una industria preauriñaciense (Paleolítico Superior Inicial) con abundancia de hojas, buriles, raspadores y cuchillos de dorso. Esta industria recientemente se observa como una continuación del Acheleo-Yabrudiense, que presenta una gran abundancia de hojas, y posee dos facies, una en la que abundan las raederas y otra en la que están presentes pequeños bifaces. Estas tres se asimilan a lo que se denomina en la actualidad el complejo industrial de Mughara, que hace 74.000 años, según la serie de Tabun, derivaría en el Musteriense.

A partir de la sistematización de F. Bordes en el que ya se reconocía la importancia de la técnica levallois, se han intentado establecer secuencias diversas, entre ellas el reconocimiento de tres grandes grupos, según F. Hours, A. Copeland y C. Aurenche, basándose especialmente en la serie de Tabun. De esta forma, en 1973 se reconocían tres tipos de Musteriense:

1. Musteriense de puntas levallois alargadas, con predominio de núcleos con preparación unipolar y obtención de soportes laminares triangulares.

2. Musteriense de lascas levallois anchas, caracterizado por la ausencia de puntas levallois triangulares y desarrollo de lascas anchas transversales y ovales, obtenidas a partir de una preparación radial del núcleo. Carecen de núcleos unipolares, encontrándose las raederas y los denticulados bien desarrollados. Representativos de esta variedad son los yacimientos del Líbano y Qafzeh.

3. Por último, un Musteriense de puntas levallois cortas y anchas, con núcleos de preparación unipolar y radial, que encontramos en Yabrud, Qafzeh y niveles de Kebara.

En la actualidad se han emprendido numerosos trabajos, siendo la técnica levallois el elemento decisivo para poder estudiar la variabilidad de las industrias del Levante, basándose en la lectura de técnicas de gestión y el modo de preparación y explotación de los núcleos. Resulta interesante observar que en los trabajos recientes de Kebara, realizados por un equipo multidisciplinar, en la industria se halla bien representada la técnica levallois, pero no alcanza el grado que se observa en los análisis de la excavación antigua, por lo que se pone en evidencia la selección del material realizada por los antiguos investigadores del yacimiento. En la actualidad Kebara ofrece una ocupación continua del yacimiento, en el que se superponen y entrecruzan niveles de hogares constantes a lo largo de su secuencia estratigráfica.

Por otro lado, la gran abundancia de productos brutos de lascado, con numerosos elementos corticales y desechos característicos de la preparación de núcleos y el alto porcentaje de los mismos, hace suponer a O. Bar Yosef que las actividades primarias de explotación de la materia prima se llevaron a cabo en el interior del hábitat.

Una característica del Musteriense en el Levante es la presencia, hacia el final del mismo, de las puntas de Emireh (yacimiento epónimo israelí) caracterizadas por tener un retoque bifacial que adelgaza la base de la pieza, probablemente para su enmangamiento. Algunos autores separan las industrias con este tipo de puntas como una facies denominada Emiriense.

Otro de los rasgos más importantes que caracterizan el Musteriense en el Levante es la presencia de restos humanos, neandertales y de hombres modernos. La problemática se centra en los yacimientos de Qafzeh y Skhul, en donde los restos son de hombres modernos asociados a industrias musterienses. Estos hombres modernos cronológicamente son paralelos a los neandertales clásicos europeos, sin embargo es más difícil ver su correspondencia con los neandertales del Levante, aunque si seguimos las dataciones recientemente efectuadas mediante termoluminiscencia, por H. Valladas, estos últimos son posteriores. En Qafzeh los hombres modernos se encuentran alrededor de los 92.000 años, mientras que la sepultura del neandertal de Kebara tiene una datación cifrada alrededor de 60.000.

Las industrias de transición hacia el Paleolítico Superior son difíciles de registrar en el Levante, pero la presencia de una industria con una auténtica tecnología de hojas parece derivar de una tecnología de puntas levallois, según se documenta en el yacimiento de Boker Tachtit (Neguev), con una cronología entre 47.000 y 38.000 años.

Las industrias del Paleolítico Medio europeo tienen una gran expansión, caracterizándose por una diversidad amplia según las diferentes regiones. El suroeste de Europa muestra las características de los tipos musterienses definidos por F. Bordes, si bien las facies se van desdibujando progresivamente según nos alejamos del suroeste francés, cuyos yacimientos e industrias fueron la base del sistema bordiano. La polémica sobre la variabilidad de las industrias musterienses constituye un debate que continúa en nuestros días, si bien en los últimos años han aparecido trabajos sobre la tecnología de las industrias que están ampliando nuestro conocimiento sobre las mismas y ofreciendo nuevas pautas de interpretación, que no se basan exclusivamente en la tipología.

Entre las investigaciones más recientes se encuentran los trabajos sobre las cadenas operatorias que se producen en la manufactura de las piezas, según los análisis de E. Böeda (fundamentalmente sobre la técnica levallois) y M. Geneste, aplicados especialmente sobre las industrias del suroeste francés. Si bien las industrias más antiguas presentan una cadena operatoria de factura, bien sobre cantos tallados o bien sobre piezas bifaciales, en el Paleolítico Medio se observan estas mismas, a las que se suman tres tipos diferentes de cadenas operatorias sobre la talla. La complejidad y diversidad es mayor, entrecruzándose varias cadenas. Según estos análisis, se define la factura como la obtención de una pieza a partir de una masa de materia prima, que desde el comienzo está investida de una aproximación progresiva de la forma y volumen final. La talla se entiende como un fraccionamiento de una masa de materia prima a partir de una panoplia de métodos específicos que se traduce en diferentes unidades de formas y de volúmenes que obtienen en series diferenciales o generalizadas, recurrentes y lineales. De esta forma habría dos series operatorias en los productos de talla; por un lado, las cadenas productivas de lascas, de talla levallois, discoides y Quina, y, por otro, las de producción mixta de hojas, lascas y puntas.

El análisis del suroeste francés está marcado por la abundante presencia de largas series estratigráficas, sobre las que se han intensificado estudios interdisciplinares que han favorecido un mayor conocimiento de las mismas, al igual que sucede en el Próximo Oriente. Así, tenemos yacimientos epónimos como el de la Quina, la Ferrassie y Le Moustier, y otros, como Combe Grenal y Pech de l'Azé. Incluso aparecen yacimientos al aire libre estudiados con la misma intensidad. En cuanto a la cronología, es en esta zona donde se ha comprobado que las industrias musterienses pueden alcanzar una cronología muy alta, como es el caso del yacimiento en cueva de Vauffrey.

En los últimos años y dentro del estudio de las industrias líticas, se han intensificado análisis sobre las materias primas que se utilizan para la factura y talla de las piezas. Estos trabajos llevan a considerar las estrategias de aprovisionamiento de las mismas incidiendo en el comportamiento de los grupos cazadores. Siguiendo las características de los distintos tipos de materia prima en el Paleolítico Medio del suroeste francés, se encuentran los trabajos de M. Geneste y A. Turq. Siguiendo los cursos de los ríos del Perigord, los cazadores musterienses parecen mostrar cierta tendencia a economizar la energía necesaria, transportando pequeñas cantidades de materia prima. De los 15 yacimientos estudiados, las materias primas se han trasladado a través de distancias cortas o medianas (5 a 20 Km.), que señalan el territorio de captación a partir de la ocupación de un yacimiento. Ello muestra también una explotación intensiva del medio inmediato al mismo.

Aquellas materias primas cuyas fuentes se encuentran en trayectos más largos (superiores a los 20 Km.) presentan una especificación en las piezas. Por ejemplo, se encuentran útiles, productos completos de talla y a veces núcleos, que pueden ser al mismo tiempo útiles y/o reservas de materias primas. Siguiendo los estudios de Binford sobre los esquimales Nunamiut, estas variedades hacen pensar en el utillaje que lleva consigo una persona o un grupo en desplazamientos o viajes de larga duración. También pueden corresponder a la explotación estacional de un centenar de kilómetros.

Dentro de este estudio, los yacimientos que presentan los territorios de aprovisionamiento más reducidos (hasta 10 Km.) son los que tienen industrias de facies Quina y musterienses con choppers. Aquellos que presentan mayor variabilidad de materias primas exóticas y más alejadas (15 a 10 Km.) corresponden a industrias del Musteriense Típico y Musteriense de Tradición Achelense.

Vinculadas al suroeste francés se encuentran las industrias del Paleolítico Medio de la cornisa cantábrica. En esta zona encontramos yacimientos en cueva con largas como El Pendo, Morín, Castillo y Lezetxiki y la presencia de algunos yacimientos al aire libre. En esta zona los yacimientos en cueva presentan únicamente tres facies, según los análisis de L. Freeman y los más recientes de V. Cabrera.

En lo que se refiere a la atribución de las distintas industrias a facies determinadas, nos encontramos con la atribución clara de varios conjuntos al Musteriense de Denticulados y al Charentiense en su variedad Quina, cuestión que se produce asimismo fuera de nuestras fronteras. Otros conjuntos entran en la problemática actual de algunas facies musterienses más difíciles de delimitar. En el caso de Cantabria, existe una serie de conjuntos que portan entre sus útiles un tipo especial que denominamos hendedor (hachereaux), y que no entran exactamente en lo que Bordes aisló como Musteriense de Tradición Achelense tipo A, si bien en algunos casos la curva acumulativa se aproxima a la propuesta como modelo del mismo, como inicialmente defendió L. Freeman. Por otro lado, estos mismos casos y otros conjuntos con hendedores se aproximan al Musteriense Típico con algunos matices (rico en raederas). Lo que sí es evidente es que estos complejos con hendedores no responden a una variedad homogénea de la cornisa cantábrica, si excluimos estas piezas, lo que lleva a excluir la posibilidad de una facies cantábrica, como estableció Bordes bajo el término de Vasconiense. Estos problemas no son los únicos en la cornisa, sino que entran en la complejidad general de las facies, tal y como se refleja hoy en día en Europa occidental y que sólo nuevas investigaciones podrán resolver. Así pues, la variabilidad de las facies musterienses puede radicar tanto en bases cronológicas o funcionales, como en preferencias regionales sobre el aprovechamiento de distintas materias primas. Lo que es evidente es que no existen en Cantabria conjuntos que, por el momento, puedan atribuirse al Musteriense Charentiense tipo Ferrassie, Musteriense de Tradición Achelense tipo B e incluso hay dificultades para asimilar determinadas al tipo A del mismo grupo. En cuanto a la técnica de manufactura, no aparece ninguna industria con índice levallois que pueda ser significativa, predominan los soportes y productos de lascas sobre las hojas, quizá debido a una determinación impuesta por el tipo de materia prima tanto como a una selección o preferencia cultural.

En lo que se refiere a industrias más antiguas del Würmiense, hemos detectado industrias que anteceden al 90.000 que pueden incluirse en facies musteriense (Típico y de Denticulados) en los niveles basales de la larga estratigrafía del Castillo, cuyo Musteriense según nuestros análisis pertenecen a facies charentienses, Quina y Quina evolucionado con hendedores. En este mismo yacimiento, el análisis de las materias primas no parece indicar un territorio superior a 20 kilómetros, observándose una gran economía en el uso del sílex destinado a útiles específicos y encontrándose entre los restos de talla una muy baja proporción del mismo y núcleos muy agotados.

En el valle del Ebro se ha intensificado el estudio de yacimientos al aire libre y en cueva, lo que permite en la actualidad tener una red más densa de yacimientos de distinta índole. Algunos de ellos son talleres de industria lítica, como en la sierra de Urbasa, mientras que otros se relacionan con cazaderos y los de cueva como hábitat, entre los que destaca Peña Miel.

En el área levantina de la Península Ibérica, encontramos focos importantes en el área catalana y el área valenciana. En la primera, la densidad de yacimientos es muy alta. A partir de los años sesenta se sucedieron las investigaciones de L. Freeman, H. de Lumley y E. Ripoll y las más recientes de numerosos investigadores, como R. Mora, N. Soler y J. Maroto, trabajos que han llevado a cabo el esclarecimiento de la tecnología y cronología de los yacimientos. Entre ellos destacan L'Arbreda, el Abri Romaní y Abri Agut. Las facies representadas han sido atribuidas, en general, al Musteriense Charentiense (Quina), Típico y de Denticulados. En el estudio de las materias primas se observa una polarización en la utilización de las mismas, con series abundantes en cuarzo en el noreste, y otras con predominio del sílex hacia el sur.

En el área valenciana destaca el yacimiento en cueva de Cova Negra, que presenta una larga estratigrafía estudiada recientemente por V. Villaverde y que ofrece una larga serie de niveles atribuidos al Charentiense (Quina) y Protocharentiense, con algunos niveles atribuidos al Musteriense Típico y de Tradición Achelense.

En la región andaluza existen numerosos yacimientos importantes, como el conjunto de Gibraltar (Devil's Tower, Gorham's Cave, Forbes Quarry), Cova Horá, Zafarraya, Zájara I y la cueva de la Carigüela. En esta última, tras los últimos trabajos de G. Vega, ha llegado a establecer una secuencia de 61 niveles de Paleolítico Medio, y una importante secuencia cronoestratigráfica que comprende desde el Riss-Würm hasta los primeros momentos del Würm III. La industria presenta una serie muy reiterativa, siendo clasificada por H. de Lumley como Musteriense Típico. En el estudio de G. Vega, el conjunto presenta menos riqueza en raederas y técnica levallois, siendo representativas las puntas musterienses y las raederas convergentes. Carigüela, tras estos últimos trabajos, parece mostrar una pervivencia del neandertal y de las industrias musterienses más larga que en el resto de Europa.

La Meseta presenta varios asentamientos en cueva, como Los Casares con industria charentiense tipo Ferrassie, o la Ermita y Cueva Millán con industrias Quina. Estos últimos son importantes para observar el poblamiento por grupos humanos del Paleolítico Medio, ya que, además de que los dos se encuentran en el mismo valle, las dataciones C14 de cueva Millán dan fechas recientes, pero hay que tener en cuenta que en el caso del Musteriense muchas veces nos dan las fechas límite, pudiendo ser mucho más antiguas. El problema de la cronología de las industrias del Paleolítico Medio presenta, pues, en esta región del suroeste de Europa industrias antiguas, en cronologías que alcanzan la glaciación Riss, como en Vauffrey; la secuencia inferior de Castillo, los yacimientos de Carigüela y, al parecer, Cova Negra inician sus secuencias en el interglaciar Riss-Würm.

En el resto de la Europa mediterránea destacan yacimientos en abrigos y cuevas como l'Hortus cuya larga secuencia se corresponde con el Würm I y II, y algunos yacimientos al aire libre. En la península italiana se encuentran abundantes yacimientos del Würm antiguo, en donde están representadas todas las facies, excepto el Musteriense de Tradición Achelense. Dentro de este mundo se encuentra una variedad del Charentiense tipo Quina, que Bordes denominó como Pontiniense y que en realidad se debe a factores de aprovisionamiento de materia prima. Yacimientos a destacar son Torre in Pietra y Torre Nave en Calabria y Monte Circeo al sur de Roma.

El resto de Europa presenta una variabilidad diferente, a la que se suma la caracterización de industrias del Paleolítico Medio Antiguo. El norte de Francia, el norte de Europa occidental, Europa central y oriental proporcionan industrias que pueden definirse en tres grupos, como son conjuntos con bifaces y cuchillos de dorso bifaciales, conjuntos que se asimilan a los tipos musterienses clásicos y, por último, conjuntos que tienen puntas bifaciales (foliáceos) que desembocan en conjuntos del Paleolítico Superior.

En el primer grupo se encuentran bifaces pequeños y apuntados, que se distribuyen en diferentes y reducidos conjuntos por Bélgica, Alemania (bifaces foliáceos o Faustkeiblätter, bifaz triangular del Micoquiense de tipo Schwambach, piezas de dorso tipo Keilmesser), Polonia (cuchillos tipo Prodnik), Checoslovaquia y cuya expansión alcanza las llanuras rusas. Es el denominado Micoquiense (nivel 6 de La Micoque, Francia) que aparece en las fases finales del Eemiense (interglaciar Riss-Würm), se desarrolla en las fases iniciales del Würm y sobrevive hasta el fin del Würm antiguo. Anteriormente, y siguiendo la estratigrafía de la cueva Külna en Checoslovaquia, aparece el Taubachiense. Este último se caracteriza por la rara presencia de bifaces y se corresponde con industrias de lascas más antiguas en Europa central y occidental. Los pocos bifaces que se encuentran se corresponden con materias primas lejanas o exóticas.

La técnica bifacial del Micoquiense, que le sucede, parece tener sus fuentes en el Achelense Superior y se encuentran próximas al Charentiense tipo Quina, pero su edad es más antigua (Riss), como se muestra en High Lodge, La Chaise, Ehringsdorf o Becov IA, y tiene una evolución ulterior transformándose en industrias con puntas foliáceas como se muestra en Rörshain, Weinberghöhlen y Kösten, participando en la formación del Paleolítico Superior (el Szeletiense) en la parte oriental de Europa central.

El norte de Francia ofrece industrias micoquienses, parecidas a las descritas, y otra serie de yacimientos con Paleolítico Medio antiguo, según la alta cronología que se ofrece. En este caso se encuentra el yacimiento de la Biache-Saint-Vaast, cuya tipología y tecnología lo sitúan en una fase antigua del mismo con industrias musterienses de facies levalloisiense de tipo Ferrassie y de Denticulados. En general, los yacimientos ofrecen un Micoquiense, diferente del conjunto del nivel 6 de La Micoque por la presencia de técnica levallois y bifaces alargados y los grupos musteriense como Musteriense de Tradición Achelense, de Tradición Charentiense, Típico, de Denticulados (ambos en Arcy-sur-Cure) y una original facies laminar con una gran abundancia de hojas muy alargadas en el yacimiento de Seclin.

Como hemos visto, la expansión del Paleolítico Medio se encuentra definida por los conjuntos líticos. En este sentido conviene recordar que las diferentes formas culturales que lo definen están fuera, y deben estarlo, de una concepción cronológica asociada a una cultura determinada por su tipología, como se está demostrando hoy en día. En esta orientación hemos definido el Paleolítico Medio Antiguo, basándonos exclusivamente por las dataciones relativas o absolutas de los niveles que contienen las industrias, pero cuya atribución tecnotipológica muestra la variabilidad cultural aceptada dentro de los márgenes del Paleolítico Medio. Sería inexcusable, por tanto, definir una industria como Achelense por la única razón de encontrarse en sedimentos rissienses, en este sentido se mueve la investigación actual.